DUATLHON SAN MARTIN
2013.
Cada vez que estoy en la salida de una carrera esperando que
el juez de turno haga sonar el silbato, me pregunto porque estoy aquí, que
ganas tengo yo de pasarme una hora y media o dos sufriendo a mil pulsaciones, levantarme
a las siete de la mañana, en el mejor de los casos, con un frio que pela y con
el estómago revuelto por los nervios.
Hoy 13 de octubre de
2013 estamos tres naveros y medio, no por el tamaño sino porque vive en
Alcorcón, en una de esas salidas. Dos pertenecemos al equipo y los otros dos
son Jose y Marcos. Esta vez toca en San Martin de Valdeiglesias. Pero esta
carrera no es como las anteriores, esta vez calzamos zapatillas de correr en
lugar de las botas con las calas. El día acompaña, ya hemos calentado y
nerviosos esperamos a que quiten la cinta.
¡Hala!, estampida, estos corredores son la leche, te meten
los codos, te pisan, te pasan por encima, bueno, ya caerán. Ahora toca correr
seis kilómetros por un circuito de cross rompe piernas, en los pinares de San
Martin, junto al pantano de San Juan. No veas como van estos triatletas, Jose y
Nano las pasan canutas para aguantar la cabeza, Marcos un poco más atrás y
Cesar se reservan para la bici. Después de completar las cuatro vueltas de la
carrera a pie Jose coge la bici el 17, Nano el 18, Marcos el 63 y Cesar el 82.
Ahora toca la bici, llegas jadeando a la zona de transición,
te pones el casco, te cambias las zapatillas y sin poder subirte en la bici,
corres hasta la señal que te permite saltar sobre la jaca, ¡uf!, esto hay que
mejorarlo para el ciclo cross. Estos ahora se van a enterar, este es nuestro
terreno. El circuito probablemente será de los más divertidos de la temporada de montaña. Salimos disparados
por una pista hasta que a los quinientos metros giramos y entramos en la zona
de los senderos. Bajadas sinuosas y rápidas, repechos cortos y explosivos,
incluso bordeamos por un terraplén del pantano, ahí se nota quien tiene técnica
y no se baja de la bici.
Después de cuatro vueltas, Jose no ha conseguido echar mano
a los dos triatletas que van en cabeza y además, el abuelo del montabike de San
Martín, Julián Adrada, le pasa en la última vuelta de bici, así que, entra en
la transición el cuarto, Mariano llega el 23, Marcos recupera hasta el 30 y
Cesar hasta el 48.
Saltas de la bici, entras en la zona de transición, tiras el
casco, te calzas las zapatillas y a por las últimas vueltas a pata. Este es el
momento duro de verdad, las piernas doloridas no aguantan los impactos de la
carrera, tu cuerpo, que lleva una hora y pico a tope, dice basta, un malestar
generalizado te recorre desde la ingle hasta la garganta, pero ahora no podemos
flaquear. Volvemos al circuito de carrera y tras dos vueltas a pie llegamos a
la meta. Jose este año no repite y queda cuarto, Mariano clava los tiempos del
año pasado y llega el 18, aunque este año pilla pasta, Marcos llega el 35 y
Cesar el 60.
Si preguntamos a un médico, probablemente nos diga que
genera el cuerpo en esa hora y media o
dos de competición. Yo no lo sé, solo sé, que cuando atravieso la línea de meta
ya estoy pensando en la próxima, me encuentro genial, claro mentalmente, porque
físicamente estoy destrozado.
CICLO CROSS AVILA
2013.
Por fin un día que no hay que madrugar. Venga desayuna, prepara
la bolsa, coge la bici que nos vamos. Ocho grados bajo cero, no me lo puedo
creer. Bueno seguro que en Ávila hace menos frio y la mañana abre. Una leche,
cinco bajo cero, se me van a romper los ligamentos. Bueno estamos aquí y hay
que correr. Primero calentemos, diez minutos por la carretera y un par de
vueltas al circuito. Parece fácil, es llano, bueno tiene muchas curvas e
incluso la caracola maldita, según el espiker. No olvidemos los tablones, que
sería de una carrera de ciclos cross sin sus tablones.
A las doce de la mañana comienza la carrera de master 30 y a
la una, la élite. Los pequeños y las féminas corren antes.

Mira que te lo tengo dicho, cuando estés en la salida no
pienses en lo que vas a sufrir, concéntrate, elige una rueda, esa no se tiene
que escapar. El juez pita, la cinta se quita y comienza la carrera. Creo que
todavía no he estado en una carrera que no comience con un esprín. El grupo
llega a la primera curva, a la segunda, la tercera, menudo mareo y a cada
salida un latigazo. Los tablones, bájate de la bici sin partirte
la rodilla, un saltito, dos y el tercero para arriba, ¿te
acuerdas?, lo estuvimos entrenando en San Martín. Claro, al final, si te
descuidas, te quedas el último, no veas que destreza tienen estos tíos. Pero
bueno aquí hay que darlo todo, como no voy a aguantar si he corrido hasta
maratones de montaña, esto esta chupao, si son solo cuarenta minutos o una hora
como mucho. Una leche, esto no hay quien lo aguante, ni un segundo de respiro,
ni una bajadita para recuperar, nada, y encima, en cada vuelta, los malditos
tablones; cada salto que pego se me revuelven hasta las pestañas.

La mañana aguanto fría hasta el final, hasta cayeron unos
copitos. La suerte fue dispar, Jose se lo curro y al final llego el sexto. Cesar
no quedo el último de milagro, un problema mecánico en la primera vuelta le
hizo perder el grupo y se quedó con otro el resto de la carrera y en la última
vuelta, la destreza en los tablones, le permitió quedar delante.
Por cierto, destacar que nuestro vecino Norbert gano la
carrera de los cadetes.